Un viaje de ida
trabajando con moldeo
Trabajar con Moldeo y con Fabricio ha sido la mejor escuela de formación en arte y nuevos medios a la que puedo haber asistido. Recuerdo que fue en la actual IUNA, que por el año 2009 vi en funcionamiento a Moldeo por primera vez. Estaba en una clase dictada por Fabricio que precisamente trataba sobre nuevas herramientas de código abierto pensadas para el trabajo creativo.
Entre una serie de softwares que mostró Fabricio, los cuales de paso también sigo usando hasta el día de hoy, estaba Moldeo. No logré entender cómo era que se manejaban las visuales pues al inicio del programa solo se veía código seguido de una pantalla negra con una hilera de pixeles blancos en la esquina inferior izquierda, que luego entendería eran el único atisbo de interfaz de uso.
Sin embargo, ver las partículas desplazarse por la pantalla y los sucesivos e hipnóticos cambios de imágenes me cautivaron poderosa y definitivamente. A continuación Fabri mostró a la clase algunos ejemplos de uso, entre los que estaba Narciso en tiempo real, Cuentos animados y Speak. Ver ante mi tan poderosa herramienta hizo que Moldeo no volviera a salir mas de mi cabeza, y a la larga de mi praxis y vida.
Cuando Fabri me empezó a formar en el uso de Moldeo, nuestro trueque fue conocimiento por documentación. El me enseñaba como usar el software y yo hacia videotutoriales de lo que le me enseñaba. ¡Simple y hermoso!
Ahí hubo un portal que se abrió para mi, que no fue solo Moldeo, que ya es un montón! Fue acceder a nuevos modos de hacer las cosas, nuevos modos de aprender y de enseñar. Hacer un videotutorial hacía que necesitase aprender dos o tres herramientas o técnicas más para completar un video.
Buscar un soft para capturar la pantalla, cortar un video, subtitular, editar un título o una imagen o reconvertir un audio implicaba una exploración seguida de otra, una escalada de complejidades y luego puertas que se abrían generando nuevas preguntas y nuevas inquietudes por resolver. Cada paso, cada nueva posibilidad eran el motor de nuevas exploraciones y saberes y a su vez se generaban nuevas problemáticas que resolver.
Al principio me fue abrumador. Yo vengo de ese mundo de gente que en primera instancia no entendió la computadora como una aliada para la concreción de sus proyectos. No es que no entendiera la compu, o pudiese reconocer sus bondades, simplemente por mucho tiempo necesite de lo intrínsecamente palpable para vibrar y construir.
Sin embargo, Moldeo ampliaba esa dimensión. Era una herramienta que de alguna manera permitía disfrutar lo digital bajos los fundamentos de lo tangible, los conceptos de gravedad, posición, escala y su correlación con lo sucedido en las visuales, y a su vez las proyecciones sobre cuerpos danzantes, cuerpo de carne y hueso que se fundían en la luz, otorgaban a Moldeo de una capacidad sobrenatural, mágica, capaz de conectar mundos y dimensiones.
Ese encantamiento fue el principio de este viaje sin retorno. Fue ese el momento en el que el yo perdido en el caos porteño, dijo “esta herramienta es la que necesito!!”. Así Moldeo se convirtió en la varita mágica con la cual crear mis imágenes.
Tras esos primeros pasos realizando algunos videotutoriales para Moldeo, los cuales hoy ya resultan extremadamente rudimentarios, vendría todo un proceso de práctica y exploración tanto de Moldeo y otros softwares, pero también un proceso muy fructífero de aprendizaje en producción y montaje de obras transmediales. Proceso de trabajo en el campo de acción, poniendo a prueba la capacidad creativa para resolver todo tipo de cosas. Pasando de inventar filtros IR a resolver obras interactivas en espacios donde no había electricidad o el calor apagaba los equipos. jaja
Por otro lado, generar mis propias obras o procesos creativos usando herramientas digitales fue otro de los impulsos que me llevó a trabajar con Moldeo. En la universidad había realizado mi tesis en procesos museológicos asociados al uso de nuevos medios digitales, y si bien fue una investigación que me dio mucha satisfacción hacer, se quedaba en lo netamente teórico, y llegando a Buenos Aires quise meterle manos a la masa, aprender a usar la compu de forma más activa y realizar obras usando estos medios.
Así realicé mis primeras exploraciones en el campo de lo interactivo. Participé de algunas versiones de Speak interviniendo desde el cuerpo en movimiento, quise hacer algunas cositas con robótica que nunca llegaron a ver la luz y que siguen siendo un item que me debo, pero también hice visuales para amigues en fiestas, y principalmente empecé a participar en varios proyectos de danza y teatro interviniendo como lo que denominamos es un intérprete visual, alguien que no va precisamente siguiendo el guión y lanzando imágenes prediseñadas y definidas por otre, sino una suerte de nuevo actor que dialoga con el resto de la obra, del elenco y de la escena.
De la mano de estas experiencias también vendría la posibilidad de dictar clases de arte interactivo para niñes y adolescentes. Experiencia que ha sido una de las más gratificantes y a la vez desafiantes. Los cerebros jóvenes están llenos de energía, son tremendamente suspicaces y absorben información más rápido de la que muchas veces une está capacitado para brindarles. Era alucinante como al enseñarles dos o tres características de un programa, en poco tiempo podían realizar mil cosas, que a veces ni une como docente sabía cómo habían logrado.
De la mano de la posibilidad de dar clases a niñes, a Fabri y a mi se nos presentó la necesidad de contar con una nueva interfaz de usuario más sencilla y práctica que Moldeo Director, que es la interfaz digamos general y de edición con que cuenta el software.
Pero para dar clases en escuelas necesitábamos algo más minimalista que mostrará a les estudiantes solo las características imprescindibles para aprender lo básico del software, a la vez que dicha interfaz debía cumplir requerimientos particulares que la hicieran fácilmente manejables en las pequeñas pantallas que traen las netbooks, que el gobiernos argentino de esa aquella década propuso como una de sus emblemáticas políticas públicas en educación. De esa manera Moldeo debía adaptarse a esos requerimientos, razón por las que en ese momentos nos embarcamos en el replanteo del diseño e implementación de la actual interfaz de usuario del software.
Y de esa misma manera siguiendo con la energía de usar Moldeo como un punto de coneccion y convergencia de diferentes actores en torno al uso de nuevos medios digitales para la escena creativa, es que entre un proyecto y otro, entre una idea más loca que la anterior, se nos ocurrió por el año 2015 creo, iniciar una etapa de conectar con otres artistas para hacer intervenciones escénicas que promovieran el diálogo entre disciplinas artísticas y tecnologías.
Primero hicimos la fiesta Chamán Digital. Lamentablemente no tengo mayor registro de esa experiencia salvo algunas fotos. La fiesta tenía como premisa la interacción de todas las habitaciones del espacio donde se realizó el evento, a través del trabajo con sensores que permitian que las visuales de una habitación se vieran afectadas por lo sucedido en otro lugar de la fiesta, y a su vez que otra habitación se viese afectada por los sonidos venidos de les musiques y así y así y así en un proceso circular que culminó en lo que puedo decir fue una fiesta digital y alucinante en todo el sentido de esas palabras.
Esta intención de mezclar lenguajes que probamos en Chamán Digital, derivaron luego en el ciclo de Encuentros de Performance Interactiva Simbiótica, de los cuales por suerte sí hay registro que se puede ver en Youtube.
Eso sí que fue una locura en la cúal se pusieron a prueba todas nuestras capacidades y experiencia, pues fueron una innumerable cantidad de encuentros en los que se daban cita une artista del sonido, une o varies artistas del cuerpo en movimientos y el trabajo de Moldeo completando con las visuales esta triada de medios y modos expresivos. Sin duda Simbiótica nos fogueo en tanto aspectos, donde fuimos operadores, montajistas, bailarines y productores.
Así ha ido sucediendo mi devenir creativo y laboral de la mano de Moldeo que claramente ha sido más que un software para mi. No pocas veces me he visto en momentos depresivos donde lo único que me ha sacado a flote ha sido hacer unas visuales con Moldeo, poner música y crearme un mundo propio.
Ahora estamos iniciando una nueva etapa, después de una separación geográfica de quienes alimentamos y nos alimentamos de Moldeo, se abre el desafío de reencontrarnos en la virtualidad pura y avanzar desde ahí.
Hoy en medio de los confinamientos producto de la pandemia mundial, los lenguajes producidos y asociados al uso de Moldeo, lenguajes que hasta hace poco eran solo de nicho de gente geek, hoy se descubren como los idóneos para que un número creciente de humanes encuentren formas de expansión desde el uso de sus aparatos digitales.
Será historias para otro texto lo que nos toca transitar desde hoy junto a Moldeo.